La crónica de Gatopardo que he leído este semana se llama “La cárcel de los Moreira” y fue escrito en Diciembre de 2015 por Emiliano Ruiz Parra. Este artículo cubre la historia de un sacerdote de México que se llama el Padre Coogan. Coogan trabaja con prisioneros en una cárcel de un país saturado de corrupción política y social. La primer parte de esta crónica es una evaluación de Coogan, sus características, su trabajo como un sacerdote, y la historia en general de su vida. La segunda parte es una conversación entre Coogan y el escritor, Parra.
En la primer párrafo, Parra usa una metáfora que me gusta mucho para describir la personalidad de Coogan. Parra dice que la alma de Coogan es como una cebolla que tiene capas diferentes, la primera capa describe sus emociones y como los llevan en la manga. La segunda capa de su alma es su compasión, una característica necesaria en su trabajo como un sacerdote. Parra describe esta capa como “poroso y gruesa para absorber el dolor de los demás”. La última capa de su personalidad es su valor, otra característica necesaria para trabajar como un sacerdote y especialmente en cárcel con criminales violentos.
Coogan trabaja en Saltillo, el capital de Coahuila, una ciudad que está en crisis con un grupo de criminales, como un cartel, que se llaman los Zetas. Los Zetas son conocidos por la desapareciendo de la gente y por su control del narcotraficante. También ellos tienen control del gobierno y las cárceles usando dinero de las drogas. Coogan está tratando de ayudar la gente que no pueden ayudar a sí mismo. Él fundó la Comunidad de San Elredo que es una comunidad de homosexuales, lesbianas, transgéneros, etc… como un asesor espiritual. Él ha hecho un trabajo increíble en una ciudad que lo necesita, pero todavía hay mucho más para hacer.