“Puedes hacer lo que quieres en la vida,” me contaban mis padres desde mis primeros pasos. Estoy en la segunda generación del movimiento femenino de las setentas. Mi madre es de este movimiento. Ahora, ella es más igual a los hombres en la sociedad que las generaciones antes. No significa que ya llegamos a igualdad, pero estamos más cerca que la gran mayoría de las mujeres en el mundo. De hecho, las muchachas están en un punto en los EEUU donde “You can do anything” traduce a “You have to do everything” y las jóvenes están agotadas y llevan demasiado estrés en comparación con los muchachos.
Estoy en mis últimos años de la universidad en los Estados Unidos. Estoy suerte. Tengo una familia cariñosa, buenas amigas, una buen educación y el sentido de la seguridad en casi todos los aspectos de mi vida. También, he tenido la suerte de viajar y estudiar afuera en la universidad y por un año sabático. Siento como siente la mayoría de las mujeres en los Estados Unidos, agotada. No digo estas cosas para decir, mira a mi vida maravillosa o con cosas triviales, sino que para decir no puedo quejar. Después de viajar en otros países, mis problemas parecen tan pequeños. Me interesan mucho los derechos humanos, específicamente las derechas de las mujeres después de ver la falta en otros países durante mis estudios.
La falta de derechos para las mujeres en el mundo es un problema que está a punto de cambiar. Las mujeres del mundo ya están con la desigualdad, la violencia, la falta de seguridad y están listas para luchar para su igualdad. Este verano, mientras estaba estudiando en Argentina, había la primera marcha de “Ni una menos” que consistió en más que 150,000 mujeres. Allí, me dio nota de la importancia del movimiento femenino en un nivel global hoy en día. En casi todos los rincones del mundo, las mujeres han aumentado sus voces y ya merecen la atención.
No veo la hora de leer bus crónicas, Julia! ¡Gracias por tu excelente trabajo, siempre!