El comienzo de esta crónica nos lleva al ano 1964 a un evento realizado por feminista Yoko Ono, donde los espectadores se acerca cortar trozos de su ropa de Ono. Este evento y otros poderosos que la crónica menciona enfatizar el feminismo y la pasividad de mujeres, especialmente en términos de arte. También, la cronista menciona las listas de partidarios feministas cual puede ser trivial para el lector. Sin embargo, pienso que la cronista quiere indicar la montón de mujeres y hombres que están involucrados en el movimiento feminismo.
Alejandra González Romo, como una cronista, parece resistirse a compartir sus opiniones personales sobre el feminismo, sin embargo, el tono general de la crónica encarna una sensación de decepción por los avances pequeños en la sociedad y el arte contemporáneo. Ella parece separada de su escritura desde que ella no menciona su punto de vista sobre el feminismo y sus logros personales con el movimiento. Ella se centra en las fallas de superar el feminismo en el arte como la situación de Camille Morineau. Además, es interesante cómo las mujeres creen que el movimiento sólo pertenece a las mujeres caucasianos occidental. Las mujeres de otros razas y clases sociales no identifican con el movimiento feminista lo que sugiere cómo las mujeres no están en mutuo acuerdo y necesitan unificar para avanzar.
Creo que el propósito general de esta crónica es para mostrar cómo el arte contemporáneo y el movimiento necesitan más atención y sólo ha comenzado. Muchas feministas en el pasado abogaron por la igualdad en términos de derechos, pero la falta del respeto parece que el problema más grande en nuestra sociedad de acuerdo con esta crónica.