Laura Cabezas
“Elegí trabajar con Lispector por su amistad con Lúcio Cardoso y su insistencia en cierto lenguaje religioso profanado o inmanente. Me centré en su primera novela, y sus reflexiones sobre lo divino.”
Eleonora Cróquer Pedrón
“Mucho tiempo después volví a escribir sobre la brasileña . . . lo que documenta una expresión atípica y atópicamente instalada entre el cuerpo y el texto de quien no sólo la (a)firma como propia sino que además la encarna, y al exceso (de una vida) que no cesa de escribirse/ inscribirse allí como acontecimiento “inusual” en la cultura.
Florencia Garramuño
“La primera vez que escribí sobre ella fue dentro del contexto de una investigación sobre la literatura argentina y brasileña de los años 70 y 80. Me interesaba el modo en que trabajaba una suerte de desublimación de lo literario […] se fue profundizando una intuición de que ella ya en los 70 abría caminos en la ficción que serían importantes para la literatura posterior.”
Grisselle Merced Hernandez
“El encuentro con su obra se dio de manera muy espontánea, pues estaba en la librería y pasé cerca de una mesa que presentaba una colección de sus títulos. Llamó mi atención el libro Queridas mías, lo compré y a partir de ahí comencé a leer a Clarice Lispector.”
Macarena Mallea
“Conocer la obra poco estudiada de Clarice [las crónicas] me motivó a leer otros aspectos de su obra, como las cartas, las entrevistas y los cuentos para niños […] el estudio de ese corpus me ayudó a delinear el tipo de crónica que propone Clarice en sus textos del Jornal do Brasil”.
Margara Russotto
“Estoy convencida de que Clarice es la quintaesencia de la escritora más brasileña que se pueda imaginar: con su salvaje sofisticación, su grotesco y su ternura, su indomable libertad creadora. […] Re-conocer en la obra de Clarice la profundidad histórica de la literatura y la cultura del Brasil fue una epifanía crítica reveladora”.